Puri Díaz

Envolturas

Las manos del jugador guardan el cartón envueltas entre el tapete de fieltro verde y la mesa. Las mismas manos visibles que alcanzaban con la vista las sábanas también verdes. Mercadillos entre mallas de sombreo y el asfalto de un aparcamiento que se conectan con talleres. Una red de galerías desde donde escapar del desbaratamiento. Para sortear las trampas conviene no confundir los juegos con las partidas, las dos colum-nas donde se anotan los tantos con la cruz que forman los jugadores.

La proximidad entre el agua y aire los envuelve, al igual que las imágenes se desenvuelven entre los jugadores. Desde aquí el cuerpo que escava no se distingue de la galería, abatir las paredes para suelificar las salas. Lombricear para alejarse de la dura roca madre y protegerse al mismo tiempo del cielo. Explorar a tientas las galerías de un taller puede ser un juego de manos. Desenfocamos las paredes y los anillos, situándonos entre los visitantes y los proyectistas.

Las imágenes se tornan en envolturas cuando nos situamos en las membranas. Lugares de intercambio entre lo que está fuera y dentro. Ósmosis, intercambio, penumbra y desenfoque.

El taller se ramifica en una galería. Entre imágenes se aprecia como las yemas están al alcance de las manos dactilares. Explorar el relieve de un iris.